Hombres Y Mujeres Con Una Misión. (Instrucción interna para el Conferencista) A. OBJETIVOS Objetivo 1. Que al término de la conferencia, la iglesia comprenda comprendan que Dios tiene una misión específica para cada uno de nosotros y nos creó con las potencialidades para desarrollar. Objetivo 2. Que al término de la conferencia, la iglesia comprenda comprendan que son agentes de cambio y transformación donde quiera que nos desenvolvamos. Objetivo 3. Que al término de la conferencia, la iglesia comprenda la importancia de ejercer autoridad espiritual sobre el mundo de las tinieblas y sobre la enfermedad. B. ANALISIS BIBLICO El llamamiento de los discípulos tuvo lugar durante el tercer viaje del Señor Jesús por Galilea (Cf. Marcos 6: 7-13; Lucas 9: 1-6). Envió a sus inmediatos colaboradores a realizar el trabajo de dos en dos, con lo que encontramos una valoración del Maestro al trabajo en equipo (Cf. Marcos 3.14). Ahora, desarrollamos la misión, cuando ejercemos autoridad en el mundo material o físico, y sobre el mundo espiritual (Cf. Marcos 2.10; Lucas 1:35). El versículo 12 alude al propósito de que los hombres se arrepintieran con el mensaje del Señor Jesús y de Juan Bautista (Cf. Mateo 3.2; Marcos 1:15) Arrepentimiento como paso esencial en el proceso de reconocer el error y emprender el cambio. Los discípulos y también nosotros hoy, con el llamado que nos hace Dios, estamos comprometidos con la tarea de compartir el mensaje que trae curación, tanto al alma como al cuerpo. Finalmente es importante resaltar, el aspecto abordado en el versículo 13, de ungir a los enfermos con aceite. Era común en los tiempos del Señor Jesús que se utilizara aceite de oliva como medicina en la Palestina antigua (Cf. Luc. 10: 34), Se empleaba tanto interna como externamente. El uso literal de aceite como medicina puede haber sido la base para su uso simbólico aquí y después en la iglesia cristiana. El ungimiento con aceite como un acto de fe sólo se menciona aquí y en Santiago 5: 14. C. RECOMENDACIONES PARA CONFERENCISTA Cuando nos preparamos para dar la Palabra de Dios, revisten singular importancia dos cosas: la primera, que leamos cuidadosamente el bosquejo que vamos a compartir, y la segunda, que estudiemos el contexto; en otras palabras, los versículos que están antes y después del pasaje sobre el cual enseñaremos. Es una disciplina de estudio bíblico que nos ayudará e tener una mayor comprensión de los personajes, lugares y escenas que tienen ocurrencia. Nos ayuda a ampliar el panorama y a ser mucho más específicos y acertados en nuestra apreciación sobre lo que está aconteciendo antes y durante el período sobre el que versa la Lección, así como el de los capítulos subsiguientes. D. ILUSTRACION Los cristianos estamos llamados a compartir la fe en el Señor Jesús. A pesar de las dificultades, resulta relativamente fácil porque el cristianismo es socialmente aceptado en los países occidentales. No obstante en naciones como Afganistán, el asunto es a otro precio. Es un territorio dominado por la violencia, el vicio al opio y la violación sistemática de los derechos de las personas. El 97.89% de sus habitantes profesan la fe musulmana y sólo el 0,02% son cristianos. Quien confiesa su fe en Jesucristo se convierte en blanco de persecución y hasta la muerte, no solo por parte de las autoridades, sino incluso de su familia y amigos. Un ejemplo lo constituye la muerte, en el 2008, de una predicadora cristiana proveniente de Inglaterra que desarrollaba su trabajo en Kabul, capital afgana. La acusaron del delito de "distribuir propaganda cristiana". La mujer hasta el último momento guardó su fe y fidelidad a Jesucristo.
CONFERENCIA Título: Hombres y mujeres con una misión Base Bíblica: Marcos 6:7-13 Introducción: Todos los seres humanos fuimos concebidos por Dios con enormes potencialidades para cumplir la misión que nos ha encomendado. Un componente especial de esa tarea es la proclamación del evangelio del Señor Jesucristo, y la segunda, ser instrumentos de transformación en medio de la sociedad. Reviste particular importancia que pidamos a Dios, en oración, que nos revele cuál es la misión que tiene para nosotros y de qué manera podemos cumplirla. Lo esencial es que nos movamos en el centro mismo de la voluntad divina. Jamás olvide que en todo el proceso no estamos solos; el Señor Jesús nos acompaña, guía y apoya. Él nos asegura la victoria en el cumplimiento de nuestra misión. I. Jesucristo nos llama a cumplir con una misión (vv. 7-9). 1. Jesucristo llamó a sus discípulos y a nosotros hoy, a cumplir una misión específica aquí en la tierra (v. 7). 1.1. Todos los seres humanos fuimos creados por Dios para cumplir una misión. 1.2. Dios conocía las potencialidades de los discípulos, y las nuestras hoy. No nos encomienda misiones que no podamos cumplir. 1.3. Al enviar a los discípulos de dos en dos, encontramos que el Señor Jesús reconoce la importancia del trabajo en equipo (v. 7). 2. Jesucristo le dio autoridad a los discípulos y a nosotros hoy para cumplir la misión con fidelidad (v. 7 b) 3. En el cumplimiento de la misión, debemos confiar plenamente en Dios (vv. 8, 9) 3.1. Dios concede autoridad espiritual. 3.2. Si dependemos de Dios, Él provee para nuestras necesidades. II. Jesucristo no llama a transmitir el poder de Dios y la vida (vv. 110, 11) 1. Los discípulos y los cristianos hoy llevamos el poder de Dios donde quiera que nos desenvolvamos (vv. 10, 11). 2. Nuestra tarea es proclamar las Buenas Nuevas de Jesucristo; la responsabilidad de aceptarlas es de cada quien (v. 11) 2.1. Es imperioso que cumplamos la misión. 2.2. Quien no acepta el Evangelio de Jesucristo, acarrea juicio (vv. 11, 12; Cf. Mateo 11:1)
III. Jesucristo nos llama ejercer nuestra autoridad espiritual (v. 13). 1. Como cristianos estamos llamados a ejercer autoridad espiritual (v. 13) 1.1. Autoridad espiritual sobre el mundo de las tinieblas. 1.2. Autoridad espiritual sobre la enfermedad. 2. Como cristianos debemos reconocer que el poder es de Dios y no nuestro; que Él actúa y obra a través nuestro (Santiago 5:14) Conclusión: Si evaluamos nuestra existencia descubriremos que tenemos enormes potencialidades para cumplir la misión que nos encomendó el Señor. Es esencial que dependamos de Él, quien además de autoridad espiritual, nos asegura provisión económica. Como cristianos debemos testimoniar el poder de Dios que trae cambio y transformación. Lo logramos, no en nuestras fuerzas sino en el poder de nuestro amoroso Salvador Jesucristo. Usted y yo, en nuestra condición de creyentes, tenemos la responsabilidad de ejercer autoridad. Dios ya nos la concedió. Es lo que nos asegura la victoria. Recuerde que en Cristo somos más que vencedor
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